
Però la mandra pot ser molt perillosa també, sobretot si tu no en tens gens i aquell que comparteix la teva vida amb tu deixa que constantment aquesta li xiuxiuegi coses i acaba per enamorant-se’n bojament. Com dic, això pot ser perillós. Et molesta passar tants moments sol, acabes emprenyant-te tontament i no t’adones que a tu també t’han d’aguantar mandrós massa estones. Per això reivindico la mandra com a companya inseparable de vida. I som-hi, a fer el gos, o a badallar com un gat. La vida no és sinó per fer-ne el que un vulgui. I la mandra també.
______________________________________________________________________
Hay días en los que no tienes ganas de escribir sobre nada, de pensar en nada, de hacer nada. La nada se apodera de ti y hace que sólo desees permanecer estirado en el sofá tragándote lo que dan por la tele, a poder ser algún programa suficientemente aburrido que te permita añorar películas como Bailando con lobos, Gangs of New York, Tu y yo, La ventana indiscreta o Irma la dulce. Escribir es para ti un sobreesfuerzo que no tienes ganas de llevar a buen puerto, pero lo haces, y no sabes bien por qué. He estado un año sin escribir en mi blog, Blackonion se quejaba de ello. No puedo decir que no haya tenido tiempo para hacerlo, que todos los días he estado ocupado en los quehaceres del amor, ha sido mucho más sencillo que todo eso: tenía pereza. La pereza es algo que puede obrar en ti de maneras muy diversas, ya sea coqueteando contigo durante un tiempo breve o bien apoderándose de tu interior hasta un punto en el que dejas de ser reneevivien y pasas a convertirte en una persona perezosa. La pereza en estado puro es maravillosa, si no la habéis disfrutado no sabéis lo que os perdéis, sobre todo si podéis gozar de cuatro días seguidos de pereza intensa. De veras, probadlo.
Pero la pereza puede ser muy peligrosa también, sobre todo si tu no tienes ganas de que te domine y quien comparte tu vida contigo deja que constantemente le susurre coses y acaba por enamorarse locamente de ella. Como digo, eso puede ser peligroso. Te molesta pasar tantos momentos solo, acabas enfadándote tontamente y no te das cuenta que a ti también tienen que aguantarte perezoso demasiadas veces. Por eso reivindico la pereza como compañera inseparable de vida. Y venga, a hacer el perro, o a bostezar como un gato. La vida no está si no para hacer de ella lo que uno quiera. Y la pereza también.